At.Madrid 4-0 Real Madrid
El Atlético de Madrid le ha cogido la medida a su gran rival. El Real Madrid mostró en el Calderón su cara más triste de la temporada, y la peor en mucho tiempo. Avasallado en defensa e inexistente en ataque, se vio pronto fuera del partido. El Atlético, cómodo como nadie en una situación así, supo aprovecharlo.
La tarde comenzó con un sobresalto para los locales, que a los diez minutos se quedaron sin una pieza clave: Koke se lesionó persiguiendo un pase de Griezmann. Si hubo dudas, se disiparon pronto. Se jugaba en terreno del Madrid y la superioridad del Atlético iba a tardar poco en quedar plasmada. Primero, cuando Tiago sorprendió a la espalda de la defensa y cazó en la frontal un balón muerto que Casillas, tapado pero también timorato, no acertó a atajar. Sólo cuatro minutos después, el sustituto de Koke, Saúl, ponía el 2-0 con una fenomenal tijera tras una jugada que volvió a retratar la fragilidad de la defensa blanca.
Bastaba recordar las dificultades que el Real Madrid encuentra siempre ante los de Simeone para descubrir que el 2-0 era un mundo. Ancelotti no reaccionó, y si el temporal comenzó a amainar para los blancos fue porque el Atlético se lo concedió dando un pasito atrás. Tras el descanso, Jesé sustituyó a Khedira y Kroos e Isco quedaron como volantes. El cambio no sirvió para nada, porque el Madrid siguió sin mandar ni inquietar a Moyá, un espectador más. El único disparo blanco llegó a diez minutos del final. Antes, en el 67, Arda Turan encontró a Saúl en el segundo palo, que cabeceó al primero. Allí llegaban Varane y Griezmann, y entre los dos empujaron la pelota a la red. Estaba la tarde para una goleada histórica, y el Atlético no lo dejó escapar. A uno del final, Mandzukic conectó un cabezazo picado que hizo delirar al Calderón.
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